No me tientes

Mi atención se centró en él. Sus ojos brillaban con intención sexual, un continuo y bajo gruñido resonaba desde su pecho.

Lo miré con los ojos muy abiertos y tomé mi bebida, tragándola, tratando de aliviar mi repentinamente seca garganta.

—Tranquilo, chico —le ordenó Mimi con firmeza.

Me atragant...