Las bendiciones

Gwen se rió.

Después de unas cuantas tiras más, Mimi finalmente dijo:

—Eso es todo. Ya puedes darte la vuelta.

—Tú también —me dijo Gemma.

—Quiero verlo —exigió Hycinth.

—Está bien —respondió Mimi—. Gwen, ayúdala a sentarse.

Hubo más movimientos y luego Hycinth jadeó. Había un temblor en su vo...