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Mi estómago se cae hasta mis pies. Dante se aleja de la puerta y se dirige hacia mí. Realmente la he arruinado ahora.

—¿Siempre rompes las reglas que te imponen? —pregunta.

Trago saliva. Hay un gruñido en su voz, pero no suena enojado. Me recorre un escalofrío por la columna y algo en mi interior ...

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