Metade do 39

Jared

—¡Cálmate, Kat!—acaricio suavemente su pelaje sin apartar la vista del vampiro que comenzaba a acercarse. Nos miraba a Kat y a mí con desdén. Rápidamente intenta entrar en mi mente y, sonriendo para mis adentros, le permito hacerlo. Podían dominar nuestras mentes cuando éramos humanos, pero e...

Inicia sesión y continúa leyendo