92 — Indecencia pública

Me muevo inquieta, respirando profundamente mientras el consolador vibra dentro de mí, y miro a mi alrededor, aliviada de que mi gemido se mezcle con la música alta, pero no dura mucho porque mi piel se eriza, cada centímetro de ella atrapado por una sensación helada que me hace temblar.

Mis manos...