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—Me asustaste— me llevé una mano al pecho —eres tan sigiloso. ¿Qué haces aquí?

—Tenía curiosidad por saber cómo era tu habitación— respondió, mirando todo en mi cuarto. —Y lo bueno es que estás frente a la mía— señaló la ventana que daba a la suya.

—¿Y qué con eso?

—Eso es interesante, Eva— Kessl...