


2
Avancé hacia la casa y finalmente entré. La vi: era grande y bastante bonita, la luz era blanca y también las paredes, lo que hacía que el interior de la casa estuviera muy iluminado. Segundos después, la música que antes sonaba baja se volvió más fuerte, mucho más.
Genial, los vecinos ya empezaron su alboroto.
Papá estaba bajando las escaleras.
—Dame eso, Eva, las llevaré a tu cuarto. ¿Te gusta la casa?
—Bueno, se ve bien —le respondí, dándole las maletas—, pero parece que esta noche no dormiremos mucho.
Papá se puso de pie y colocó las manos en su cintura como si estuviera pensativo.
—Sí, seguro no saben que soy el nuevo sheriff del pueblo. Daré una vuelta por ahí en unas horas, no quiero empezar con el pie izquierdo —tomó las maletas y subió las escaleras.
Mi mente pensó en el aullido de hace un rato, ya que estamos rodeados de bosque supongo que hay lobos como otros animales. Mientras no merodeen por mi casa, está bien. Además, ese chico era... extraño. Subí las escaleras y abrí la primera puerta. Era el cuarto de Lucas, él estaba organizando su ropa en los cajones.
—¿A dónde vas? —quise saber al ver que se ponía su chaqueta de cuero.
—A la fiesta —respondió casualmente.
—¿Estás loco? ¿Cómo se te ocurre?
—No voy a quedarme aquí toda la noche sin hacer nada, además, tenemos que integrarnos, ¿no?
—Sí, pero eso lo harás en la preparatoria. Además, esa gente es muy extraña. Lucas, no quiero que te relaciones con ellos. Tengo un mal presentimiento.
Lucas me lanzó una mirada sucia.
—Tranquila, mamá. Eva, no me trates como a un niño, ¿vale? Soy tu hermano mayor.
Cerré la puerta detrás de mí para que no pudiera salir.
—No me dejes sola en mi primera noche aquí —le pedí—. Además, esa música me está molestando y no podré dormir.
—Eva, relájate. Volveré temprano, lo prometo.
—Lucas...
—Eva...
Rodé los ojos y bajé la guardia. No es como si pudiera obligar a mi hermano a hacer cosas que no quiere.
—Está bien. —Me aparté de la puerta para que pudiera salir. Cuando mi hermano se fue, salí de su cuarto y fui al mío. Estaba justo al lado de la casa vecina, había un gran árbol entre nosotros, algunas ramas estaban cerca de mi ventana. Papá había dejado mis maletas allí. No había viento, el clima era muy tranquilo y muy silencioso. En la otra casa podía ver gente en el patio, gente en las habitaciones. Frente a la mía había una ventana, había luz y estaba abierta. Justo entonces alguien se acercó a la ventana. Un chico.
Es él.
El que conocí hace un rato allá afuera. El chico estaba sin camisa y buscaba una en su armario. Bueno, la verdad es que el tipo no está nada mal, se ve muy bien de perfil.
Hmm, es guapo.
Lástima que sea un idiota.
Sintiendo mi mirada, el chico gira la cabeza hacia mí, segundos después me escondo detrás de la pared para que no piense que lo estoy espiando. Ya me imagino el tipo de chico que será: mujeriego. De esos que saben que todas las mujeres caen a sus pies, ja, engreído.
Me asomé minutos después y ya no estaba. Cerré la ventana y corrí la cortina. Sería una noche muy larga.
•
12:50 p.m.
No puede ser.
Me muero de sueño.
No puedo dormir.
Estoy muy enojada.
Miré el reloj, eran casi la una de la mañana y tendría que dormir solo cinco horas. Seguramente mañana tendré ojeras.
Respira, Eva, inhala y exhala. Intenté ponerme tapones para los oídos, pero nada. Me levanté y me puse mis converse. No me importaba estar en pijama, pero necesitaba tomar una pastilla o algo para poder dormir. Salí al pasillo, de paso me asomé al cuarto de Lucas para ver si había regresado, pero no estaba.
¿No se suponía que vendría temprano?
—¿Eva?
Salté del susto al ver que mi papá también venía por el pasillo.
—¿Papá? Me asustaste.
—No puedo dormir con ese ruido. ¿Tu hermano está dormido?
—Ehh... —no sabía si decir que no...— sí, lo está —terminé cerrando la puerta para que no se diera cuenta.
—Excelente. Voy a inspeccionar esa casa y decirles que bajen la música. Alguien tiene que enseñarles a estos adolescentes quién manda aquí. Voy por mi pistola. —Tragué saliva cuando papá dijo eso. Si se da cuenta de que Lucas está en esa fiesta, lo pasará muy mal. Y es que Lucas y mi padre no se llevan muy bien porque Lucas es más liberal y fiestero y mi padre quiere que sea un hombre serio y recto. No lo pensé dos veces, simplemente corrí escaleras abajo hasta salir de la casa. Caminé hacia esa casa, pasando entre gente borracha y chicos atrevidos. Dentro era un caos, nunca había visto un lugar tan desastroso. Parecía que la fiesta apenas comenzaba. Busqué a Lucas con la mirada.
—¿Lucas? —lo llamé— ¿Lucas? ¡Lucas!
En una de esas alguien chocó conmigo y derramó bebida en mi camisa.
—Mierda —solté.
—Lo siento mucho —una voz de chico me hizo levantar la cabeza y mirarlo. Era alto, con cabello rubio, tez clara y ojos negros—. Perdón, no te vi. —el chico intentó limpiar el desastre con su camisa, literalmente, se quitó la camisa ahí mismo, revelando su cuerpo bien trabajado y comenzó a limpiar el mío.
—Déjalo, yo puedo hacerlo. —Le sonreí a medias, era una sonrisa falsa para que el chico no se sintiera tan mal—. Estoy bien.
—Lo siento de verdad.
—No te preocupes.
—Perdón, pero nunca te he visto por aquí —me dice. Cuando terminé de limpiarme le devolví la camisa. Pero estaba toda llena de licor o lo que fuera—. Esto está muy sucio —le dije, mirándolo. Era una mirada oscura e intensa, casi como la del chico que no quería ayudarme con las maletas. Es decir, a quien no quise dejar ayudarme.
—No te preocupes —tomó mi camisa—. Soy Jonny.
—Soy Eva, vivo al lado.
—Ah, entonces debes ser la hija del nuevo alguacil.
Asentí.
—Sí, y creo que estás en problemas porque mi padre estará aquí en unos minutos.
—Mierda, gracias por avisarme.
—Estoy buscando a mi hermano Lucas, no quiero que papá lo encuentre aquí, de lo contrario se meterá en problemas.
—Te ayudaré a buscarlo entonces, ven conmigo —Jonny me tomó de la mano y me llevó a otra parte de la casa.
—Pero mira a quién tenemos aquí —dijo una voz detrás de nosotros. Jonny y yo nos giramos hacia esa voz. Era él, el chico grosero cuyo nombre aún no sé. El chico nos miró a ambos, especialmente a mí, pero su mirada se dirigió a donde Jonny tenía su mano, con la mía, y su mandíbula se tensó. Se puso serio y miró a Jonny con ojos llenos de odio.