Capítulo 33. Te prometo.

Alessandra se estremeció al sentir los dedos de Marcelo, buscando su pezón, su intimidad se contrajo y humedeció como si fuese una fuente.

—Llegaremos tarde, Marcelo —susurró, mordiéndose el labio, cuando el dedo travieso se coló entre la tela del vestido y frotó su pezón hasta endurecerlo.

—Pode...