No mereces misericordia

Tocan la puerta y el escolta se apresura a abrir. —¡Aquí tienes!— Lukian le entrega la maleta de dinero y el escolta mira una vez más a Alessandro

—¡Me has traicionado!— Alessandro cae de rodillas, no pudo soportarlo más, luego intenta disparar, pero sus dedos están perdiendo movilidad

—¡Largo y si ...