Capítulo 1 Prólogo | Capítulo 0.5: Escritor Misterioso.

Violet Moore.

Desde que tenía alrededor de siete años, la lectura, los libros, todo lo que tenga que ver con ellos se ha vuelto mi única y más amada pasión, considero que, si en algún momento llegaran a faltarme, no sabría que hacer o cómo reaccionar.

Y hoy, posiblemente hoy tenga la oportunidad de cambiar en algo mi vida, de dar un paso más en lo que más me gusta y de lo que quiero hacer mi profesión. Soy joven y quizás eso se pueda confundir con poca experiencia o con poca capacidad para hacerlo. Pero ya lo he hecho antes, por supuesto que no ha tenido la intensión que tiene este nuevo libro, ni han tenido a tantos lectores ansiosos por saber de qué tratará o por poder saber algo de este nuevo proyecto. Y ese es ni nada más, ni nada menos que mi trabajo, guiarlo a él, a Rhys Simon.

El escritor más famoso de los últimos tiempos. La mayoría, sino son todos sus manuscritos, se venden como pan caliente. Para algunos su rostro dejó de ser un misterio hace ya tiempo, pero para mortales como yo, todavía lo sigue siendo. O lo era hasta el día de hoy.

—Señorita Moore, ¿está prestando atención a mi clase...? —pestaño varias veces para regresar a la realidad. Y lo primero que veo es a un par de compañeras mirándome con el ceño fruncido, mucho más molestas que el mismo maestro—, le hice una pregunta, señorita...

—Sí, lo estaba, pero me distraje pensando en algo, señor, yo... —enseguida escucho risas provenientes de las primeras filas, exactamente del asiento de Samantha Peterson.

—Señor Allen, no se moleste con ella. Seguramente, estaba soñando despierta, con alguno de sus libritos otra vez. ¿Cierto, Violet...? —me pregunta haciéndose la interesada.

—Samantha, evitemos hacer sentir mala una compañera. Señorita Moore, si vuelve a repetirse me temo que tendré que reportarlo. Esta es la cuarta vez en el mes. ¿Lo entiende? —asiento, ni siquiera el señor Allen parecía entender el impacto que tenía la literatura en mi vida y sabía perfectamente que carrera estamos cursando cada presente en esta sala.

Para la mayoría de las chicas el señor Allen era su modelo de hombre perfecto, alto, delgado, pero con un cuerpo tonificado, pero sin ser extremo, con una voz hermosa, un gusto por la moda decente, con una fuente de dinero confiable, con gustos bastantes comunes, aunque a veces no parecía ser así. Con una manera dulce de tratar y además al parecer un hombre lleno de varios secretos. Por lo cual en primer lugar que yo tuviese la atención de él tan seguido, era una molestia para las chicas más coquetas de mi curso. No termino de entender la razón de que estén aquí. Algunas reciben este curso porque su carrera está ligada de alguna manera a una rama del mundo editorial, pero parece que lo odiaran desde lo más profundo de todos sus seres.

Aun así, no me importan mucho los problemas, no desde que deje de tener el apoyo de mis padres, al menos en lo económico, ya ni siquiera me ayudan a sobrellevar las cargas de las cuentas de mi departamento, así que quedamos en que no se molestarían si recibían alguna que otra quejada, ser una alumna ejemplar, estudiar, trabajar y enfocarme en mi carrera desde ya, es agotador.

—Bien muchas gracias a todos, pueden retirarse ya, nos vemos el jueves. —estoy por recoger mis cosas y salir al igual que los demás cuando el señor Allen me nombra —, señorita Moore, quisiera hablar unos minutos con usted, si me lo permite. —no me queda de otra, así que asiento, a pesar de que sienta miles de miradas asesinas sobre mí.

Camino lento hacia el escritorio del señor Allen, quien me recibe con una sonrisa, ya saben de esas que hacen que sientas mariposas en el estómago, lo cual es muy estúpido al menos lo es para mí...

Quizás sea porque nunca he tenido la oportunidad de experimentarlo, también.

—Dígame... —solo espero que esto no sea malo. De otra manera estoy muerta, muy muerta.

—Mire, entiendo por completo su pasión por... —lo interrumpo.

—No señor, no se equivoque, no se mienta, usted no conoce tal cosa o quizás sí, pero lo olvido hace ya tiempo. —mis palabras parecen afectarlo y de inmediato me arrepiento. ¡Listo! Así yo sola acabo de cavar mi propia tumba.

—Debo admitir que tiene, muchas, muchas agallas. Pero, aunque así sea, no puede hablarme en ese tono. —asiento, sintiéndome regañada por mi hermano mayor, lo cual tiene sentido, porque ambos tienen la misma edad. O bueno, el señor Allen es mayor por dos años. Lo que lo hace mayor a mí por solo ocho años y cuatro meses más si no me equivoco—. Como le decía, lo entiendo o tal vez no. —vuelve a sonreírme, frunzo el ceño. Diría que me está coqueteando, pero es casi como un hermano para mi hermano, así que no es así—, no puede decir o hacer ese tipo de cosas. Sobre todo en mis clases, sabe perfectamente que solo tendrían que encontrar una excusa perfecta para hacerme firmar la renuncia. Y sé que no quiere que la culpen por mi renuncia, señorita Moore... —lo interrumpo nuevamente.

—Deja de llamarme así, Jared. No soy una desconocida y comprendo, de verdad que lo hago, dentro de las clases, pero no, siento que le estoy hablando a un anciano. —río de manera nerviosa.

—Violet, no puedo hacer eso, ni tú, ni yo. Nos traería problemas a ambos, ¿Recuerdas...? —asiento, sin querer estar de acuerdo con esto.

—Entonces, no veo la razón por la que te preocupes por mí. —hago una pequeña mueca.

—No lo hago por ti. Tus padres, para ellos es de suma importancia que no te metas en líos. Sabes mejor que nadie cuanto estimo a tu familia, Violet. Así que haznos un favor y concéntrate más, por favor.

—La edad comienza afectarte, te has vuelto más mandón y gruñón. Que Dios, te guarde, oh, querido maestro. —me burlo antes de salir del salón de clases. Dejándolo con un mal sabor de boca.

Señor Allen. O también conocido para mí como: Jared Allen, el mejor amigo de hermano mayor, Iván Moore, un empresario en potencia, así que nunca seré pobre en mi vida, al menos por ahora tengo a Iván no, no pienso depender siempre de él. Tendré que aprender a generar mis propios ingresos. Pero como decía, Iván es mayor a mí por siete años. Actualmente tiene treinta y un años, mientras que yo tengo veinticuatro, y Jared tiene treinta y tres años. Mi hermano y Jared se conocen desde hace varias años atrás, pero cada quien tomó caminos distinto, mi hermano comenzó su vida empresarial y Jared es maestro en mi universidad. Suele contarme que Jared podría haberse convertido en un gran escritor, siempre habla del potencial, que su mejor amigo tenía en sus tiempos de secundaria, y decirme que no sabe que sucedió con ese joven, tan apasionado por los libros.

Camino hasta la salida de la universidad. Donde, aunque no quiera vuelvo a encontrarme con Samantha, que inicio de día más horrendo.

— ¿Tienes algo con él, cierto? —sabía que sería, lo primero que preguntaría.

— ¿Sabes que acosar a alguien como lo haces con el señor Allen es ilegal, cierto? —ella le resta importancia a lo que digo y se para delante de mí con aires de superioridad como siempre.

—No quieras hacerte la lista conmigo.

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