Capítulo 2 Primera Parte | Capítulo 1: ¿Me Conoce...? — I

Violet Moore.

Pertenecer al mundo editorial, tiene sus ventajas y desventajas.

Pero soportar a escritores que no tienen la suficiente confianza por las personas con quienes van a trabajar, es una desventaja muy grande, al menos para mí. No me mal entiendan, adoro mi trabajo.

Adoro poder hacer lo que me apasiona siempre que pudo, y amo que a los escritores con los que trabajo, les agrade que me elijan como su editora encargada. Pero me desagrada cuando de vez en cuando, en serio, de vez en cuando me encuentro con personas así.

Sé que para cualquiera es difícil empezar a trabajar con cualquier editorial al inicio, pero siento que es cuestión de arriesgarse por lo que uno desea. Además, siempre, o al menos la mayoría del tiempo trato de hacer que se sientan seguros de la decisión que van a tomar. Y todo esto puedo entenderlo con autores nuevos, sobre todo.

Pero con él...

Con él, es simplemente absurdo.

Es decir, amo su trabajo. No existe manera posible en la que no me enamore de alguno de sus libros o que alguno se vuelva mi lectura favorita en el año. Pero no tenía idea que fuese así. Además, ni siquiera me conoce, nunca me ha visto, nunca ha tratado conmigo.

Pero se negó rotundamente a trabajar conmigo apenas se lo notificaron.

Pero como la persona persistente que soy, insistí en reunirme con él. No es obsesión, es persistencia, porque yo confió en mi potencial para ayudarlo y guiarlo —aunque parezca que él puede guiarme más a mí, que yo a él—, y porque no quisiera perder la oportunidad de trabajar junto a él.

Sé que cada quien tiene sus propias razones para hacer las cosas.

Así que en unos minutos tengo una reunión con él, pero no sabe que soy yo. Cree que va a reunirse con otra editora de nuestra editorial. Así que esperaré a que se una a nuestra reunión, porque sí, aunque vivamos en la misma ciudad, le gusta tratar todos los temas a través de reuniones en línea.

Raro, pero no soy quién para juzgar.

...

Luego de alrededor de diez minutos después comienza conectarse. Pero no ingresa con la cámara de su dispositivo activada, pero si con el micrófono.

—Buenas tardes... —sonrío cuando me dio cuenta que logré mi cometido.

—Buenas tardes, señor Simon. —inmediatamente su micrófono pasa a estar inactivo—. Sé que ya habrá notado que no soy quien usted esperaba. Pero estoy aquí, porque yo soy su editora encargada, así ha sido desde que empezó con su nuevo proyecto.

—Pedí, muy explícitamente que usted no fuera mi editora en este proyecto. —por un momento creo reconocer su voz, pero se me pasa.

—Lo sé, me lo dijeron. Pero quisiera por favor, que fuera tan amable de darme una razón para eso. Si su razón me convence podría estar aceptándolo. —digo en todo sereno.

—Simplemente me parece que no puede ser lo suficientemente profesional para trabajar con cualquiera, y quizás haya quien si lo acepte. Pero yo prefiero no poner en riesgo mi libro, por trabajar con una señorita de...

Dejo de oírlo, he escuchado tantas veces a personas cuestionándome por mí edad, pero no se había negado a trabajar conmigo antes solo por ello.

—Señor Simon, sé que parece que es poco probable que pueda serle de verdadera utilidad y que no soy lo suficiente madura por mi edad, pero le aseguro que puedo con el trabajo. —aseguro con voz firme. Lo oigo suspirar.

—Señorita...

—Puede asegurarse de que mi trabajo es impecable si revisa otros de mis trabajos en distintos manuscritos, pero como su nuevo libro se centra en el género del romance. Le enviaré unos cuantos de ese género en especial para que se sienta más tranquilo. —ofrezco, porque de ninguna manera quiero perder esta oportunidad.

—No hace falta, tome mi decisión. —entonces lo recuerdo.

—...

Hace unas semanas hablamos sobre como todos estábamos repletos de trabajos, en una junta que tuvimos. Además de que seis de mis compañeros tuvieron que salir del país por una u otra razón, así que no tenemos al equipo de editores completos en la editorial. Lo cual le deja muy pocas opciones a Simon.

Además otros cinco salieron de vacaciones. Soy yo o son editores con menos experiencia, por supuesto que sé que la mía no es la mejor, pero es mejor, creo, que esa opción.

Como ya dije me encanta el trabajo de Simon, pero no me está gustando nada su actitud. Empezando porque no me agrada, al menos a mí, que las personas juzgan las habilidades de otras solo porque tiene cierta edad, y terminando porque es caprichoso al parecer.

Pero que puedo decir yo de lo último, si por ahí mismo voy. No me gusta que me nieguen las cosas, sobre todo cuando me creo lo suficientemente capaz de hacer algo, y alguien que afirmar o insinuar lo contrario.

Cuando empecé a trabajar con esta editorial, empezar fue difícil, tenía menos años que ahora, y las personas desconfiaban mucho más de mí, y fue un poco duro hacer que creyeran en mí. Pero eso no significaba que tenía que detenerme y dejarlo todo por ciertas opiniones, de las cuales la mayoría cambiaron cuando me conocieron.

Siempre trato de dar lo mejor en cada uno de los libros que ponen a mi mando, trato de hacer lo mejor para que el autor se sienta cómodo o cómoda, por muchas veces eso puede llegar a hacer que él o ella se sienta insatisfecho con los resultados al final, y no queremos eso.

Desde que ingresé, he tenido al menos ocho trabajos a mi cargo, cinco de los cuales los libros siguen encantando al mundo. Ahora tengo a mi cargo uno en proceso de terminar, el de Simon que apenas inicia, y otro que va a la mitad de su edición, y del cual pronto podré decir que es el sexto libro a mi cargo que se vuelve un éxito rotundo, a nivel internacional. Lógicamente no es solo mi trabajo, es el trabajo de muchas más personas, pero eso me hace sentir mucho más confiada y mucho más capaz cada vez que sucede.

Capítulo anterior
Siguiente capítulo