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Podrías haber oído caer una navaja de lo silenciosa que se volvió la habitación. Nadie se atrevía a moverse o hablar, todos estábamos procesando sus palabras.

—Lo siento —fue Diana quien rompió el silencio—, ¿dijiste bebé?

—Sí, lo dije —Adamaris se volvió hacia mí—. No lo sabías.

—No estoy... —co...

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