Capitulo 5

El trayecto en auto fue silencioso e incómodo. Deneb se mantuvo con la mirada fija en la ventana, observando el sombrío exterior, todo era mejor que observar el rostro enfurecido de su esposo. Ella ahogó un suspiro contra el dorso de su delicada mano. "Si tan solo Harry supiera cuanto lo amo... Si tan solo me diera una maldita oportunidad." Los milagros no existían, mucho menos los felices por siempre de los cuentos de hadas que sus criadas le leían de niña.

Una traicionera lágrima rodó por su aterciopelada y pálida mejilla, mientras hacía uso de su auto control para no llorar desconsoladamente en ese preciso instante. Harry, la observó de reojos, notando las silenciosas lágrimas de la rubia. Al verla de ese modo tan vulnerable algo se removió en su interior, un fuego inexplicable y unas intensas ganas de romperla, de borrar esa mirada altiva que siempre le dedicaba, de hacerle tragar cada una de sus malditas palabras.

— ¿Por qué lloras? ¿Acaso tienes miedo?— Preguntó con un tono burlón mientras la observaba de reojos—. Puedes estar tranquila, nada malo va a pasarte, solo te daré el trato y uso que te mereces.

—No soy un objeto para que me uses—, replicó inmediatamente, mientras limpiaba sus lágrimas con cierta rudeza.

—Tienes razón, los objetos son de una mayor utilidad. En cambio tú, solo eres una puta cara que sirve únicamente para abrir las piernas y le llenen el coño de esperma—. Deja escapar una risa cargada de burla y desprecio—. Obviamente eres mucho más insignificante que un objeto.

—A la única puta que le gusta que le llenen el coño de esperma es tu jodida novia, mejor dicho amante, por que te guste o no Harry Jones, tú y yo estamos legalmente casados—. Por dentro algo se rompe, pero en su exterior se mantiene inmutable. No permitirá que la siga humillando, no de ese modo.

Harry, al escuchar las palabras de Deneb detiene abruptamente el vehículo en medio de la carretera, para fortuna de ambos el camino está despejado y escasos automóviles transitan por ahí en ese horario. Él voltea bruscamente y toma a la rubia del cabello con auténtica brusquedad, haciendo que ella gire su rostro por la fuerza aplicada en el agarre.

—No se te ocurra volver a hablar de Gine, ella no es como tú—. Atrae el rostro de la joven al suyo—, ella es la mujer con la que quiero estar, es la mujer a la que amo y con la que deseo formar una familia, así que antes de insultarla piénsalo bien.

— ¡Suéltame, imbécil!— Hizo una mueca de dolor, el agarre se tornaba cada vez más brusco— ¡Suéltame ahora mismo, Harry! Me estás lastimando maldito animal—. Comenzó a gritar furiosa.

—El único animal eres tú, Deneb, desde mi perspectiva solo eres una perra que adquirí por una fuerte suma de dinero—, suelta el cabello de la rubia para tomarla del mentón—. Así que mejor comportate como la maldita perra que eres y obedece cuando tu dueño te habla.

Por más que se esforzó por no llorar, no pudo contener más las lágrimas. Comenzó a llorar desconsoladamente mientras Harry se reía por su patético estado. La rubia comenzó a hipar entre llantos y en un arrebato de rabia le propinó una fuerte bofetada a su esposo, dejándolo completamente perplejo.

En ese momento, Harry supo que se pasó de la raya comenzando a debatirse entre su yo bondadoso y su yo más oscuro y cargado de rencor. Por un momento, pensó en abrazarla y consolarla entre sus brazos, disculparse por las horribles palabras que dijo e intentar llevarse lo mejor posible durante el tiempo que durará este absurdo compromiso.

—Deneb...— Calló abruptamente sin saber que más decir al respecto.

— ¡No me digas nada, Harry! ¡Eres un maldito bastardo sin corazón! Se que nuestra relación jamás fue la mejor... ¡Pero por Dios, éramos solo niños!— Alza la mirada enfrentando la del contrario— Si tanto me odias no hubieses aceptado este matrimonio, tú tenías la opción de rechazar todo esto pero yo no—. Se limpia insistentemente las lágrimas—. Supera el pasado, supera las cosas que hicimos siendo niños, sé que te traté mal y traté mal a tus amigos, pero ustedes también procuraron molestarme y humillarme cada vez que tenían oportunidad... Fue algo completamente mutuo. ¡Además, si tanto dices amar a Gine Winkler hubieras luchado por ella, pero no, escogiste ser un maldito cobarde!

El incesante parloteo de Deben se detuvo de golpe, al sentir la palma de la mano de su esposo estrellarse violentamente contra su mejilla. Un fino hilo de sangre escurrió por su nariz y rápidamente se cubrió el rostro con ambas manos, mientras su mirada desencajada se centraba en Harry.

Desde el momento en que sus padres le anunciaron su compromiso con Jones, supo que su vida se tornaría un jodido infierno y vaya que no se equivocaba al respecto. Harry, era el hombre de sus sueños, siempre se destacó por ser bondadoso, buen amigo, solidario, inteligente y alegre, sin embargo, jamás esperó que alguien tan cruel pudiese esconderse tras esa fachada tan inocente.

Harry, al ver que la rubia no decía absolutamente nada al respecto, decidió ignorar lo sucedido y encender el vehículo, retomando su camino. De reojos podía observarla, notando como Deneb limpiaba la sangre de su nariz con un pañuelo blanco, tiñendo este de carmín. Admitía que ejercer poder y autoridad sobre ella se sintió tremendamente bien y le angustiaba sentirse de ese retorcido modo.

No era nada sano que alguien despertará ese tipo de sentimientos en él, sin embargo, con Deneb nada fue normal nunca. Ella siempre tuvo la cualidad de despertar en él emociones que no se creía capaz de experimentar y ahí estaban ahora, ella conmocionada y sumisa mientras que él se sentía en la cima del poder.

Después de una hora de viaje por carretera llegaron a la casa que Harry escogió para ambos. Deneb alzó el rostro perpleja ante las dimensiones del terreno. La casa era gigante, con un aire rústico pero moderno, un gran estacionamiento para varios vehículos, quincho, una inmensa piscina, extensos jardines y un sector que a simple vista se notaba que se designaba para fiestas.

—Baja del auto, te mostraré la casa para que evites perderte, una vez conozcas las instalaciones y tú habitación procederemos a leer el contrato—. Dijo Harry con voz tosca mientras bajaba del automóvil.

Deneb sin cuestionar sus palabras bajó del automóvil, con pasos lentos y fatigados siguió al moreno al interior de la casa. El interior era deslumbrante, muebles costosos y modernos adornaban las diversas instalaciones, enormes ventanales cubrían la casa, entregando luminosidad en el día y una agradable vista por la noche. Harry la guío hasta su habitación en el segundo piso, una habitación con terraza y vista a la piscina. Una gran cama en el centro y una pieza aledaña que era el guardarropas.

Todo era hermoso, digno de alguien como los Jones o de su propia familia. Pero para ser honesta, ella jamás imaginó una casa de esa magnitud para vivir con Harry, ella siempre deseo un hogar, más pequeño y cálido. Pero debía ser realista, ella y Harry jamás tendrían un hogar, por que ellos no se amaban y él jamás la iba a amar.

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