Capitulo 50

Harry, miró a la rubia fijamente a los ojos, perdiéndose en ese extenso y profundo gris. Con sus manos acarició el delicado rostro de la chica y sus labios ardían en deseo. Quería besarla una vez más, por que los labios de su joven esposa lograban calmar cualquier vestigio de dolor. La besó, la besó...

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