Odio verdadero

BLANCA

Apretando los ojos tan fuerte como puedo, obligo a la avalancha de lágrimas a huir y luego las disperso al suelo con un movimiento furtivo de la mano. Pasando esa misma mano por mi cabello, lo echo hacia atrás para poder finalmente mirarlo. El dorado de sus iris se ha adelgazado hasta con...