Vuela libre de la jaula, pajarito, justo a tiempo para quemarte las alas en el caos que reina en el exterior

—¡Quítame las manos de encima, ahora mismo! —espeta mi madre en el instante en que el primer caballero feérico intenta arrebatarle al pequeño Ben de los brazos. Los hombres de mi padre, por supuesto, la ignoran por completo, siguiendo la voluntad de su rey. Caligus (o como sea que se llame) ya me t...

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