Oh, Gracen, eres tan encantadora. Es aterrador.

Estaba absolutamente hambriento el día que Luc trajo a Leah a visitarme en la prisión, y no era un hambre normal, humana. Cuando estaba mirando fijamente la bolsa de sangre más cercana (la única comida o bebida que estos salvajes me traerían) sentí que mi estómago no solo se apretaba, sino que herví...