Una elección equivocada y una reacción cáustica

Mis ojos se abren de golpe en el momento en que Gracen hunde sus dientes en mi cuello, pero no le doy tiempo a que ese veneno recorra mis venas. Transformo mi jadeo mareado en un siseo de molestia y golpeo su frente con la palma de mi mano. —No muerdas.

Él retrocede al instante. —Mierda. Lo siento....

Inicia sesión y continúa leyendo