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—Sí, Amo. Fui una esclava desobediente una vez más.

—¿Cuál es el castigo por correrse sin permiso? —preguntó Sarah.

—Treinta azotes con mi mano por la primera ofensa, treinta más con una paleta o un látigo por la segunda y siguientes ofensas.

—¿Se corre sin permiso más de una vez al día?

—Es una...