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Se arrodilló y le puse una mordaza de bola en la boca, la venda sobre los ojos y la suspendí del marco de nuestra cama, para no tener que escucharla ni que ella supiera lo que estaba haciendo. Rompí un par de dedos de la raíz de jengibre.

—¿Quieres que te haga figging? —le pregunté a Reneé.

—No lo...