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JULIA

Jade y Riyuki me despertaron a las seis y media, comenzando el día con un poco de placer oral.

—¿Por qué tan temprano? —gemí, mientras la lengua de Jade se hundía profundamente en mi vaina.

Riyuki se sentó en mi cara, sofocando cualquier protesta adicional.

—Es tu deber servirnos, y necesitas ...