La vista destrozada

El aire estaba denso y afilado, con olor a tierra quemada, vidrio vaporizado y la fría e implacable energía del Justicar.

La voz de Elara, que había comandado la explosión de poder, ahora era solo un aliento entrecortado en su garganta. La luz dorada se desvaneció de sus manos, dejando atrás un calo...

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