Capítulo 60; Culpa, tristeza y dolor.

Un llamado a la puerta lo sacó de su concentración, despegó la vista de la pantalla de su laptop, y se frotó los ojos.

—Adelante...— entró su secretaria con un muy mal semblante, estaba pálida, sus ojos enormes y su rostro reflejaba susto y preocupación. —¿Ava, estás bien?— demandó saber, con el ce...