12- Cuando la fiesta se aburre

A mitad de mi Marlboro Light, y perdida en una conversación filosófica conmigo misma, la mujer que caminaba sigilosamente por el tejado se acercó a mí con natural confianza y me pidió fuego. Su encendedor no funcionaba. Le pasé el encendedor que tenía escondido en mis bragas y, al verla extender la ...