Capítulo diez

Llego a casa, me quito el abrigo y lo cuelgo, luego voy a mi habitación para refrescarme. Pienso en los eventos de hoy, en cómo Constantine estaba actuando tan raro. Mi teléfono empieza a sonar y es Francis.

—Hola cabezón, ¿qué pasa?

—Espero que ya estés en camino porque nosotros ya estamos aquí.

...

Inicia sesión y continúa leyendo