Capítulo cuarenta y cinco

Cuando recibí la noticia de la muerte del padre de Eulalia, me rompió el corazón. No podía creer que un hombre con tanta vida se hubiera ido al más allá. Se veía muy saludable la última vez que lo vi. Antes de irme a Italia, lo había visitado para pedirle su bendición para casarme con su hija. Me di...

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