Epílogo

Jen observaba a Decebel mientras hablaba con la manada serbia. La confianza que llevaba como el par de jeans más cómodo era embriagadora. Debería estar prestando atención a lo que decía, pero su hombre era muy atractivo y eso la distraía.

—Puedo oírte, ¿sabes? —escuchó la sonrisa en su voz mientras...