Capitulo 106: el filo y la garra

La noche había dejado su marca en cada piedra de la ciudad. El aire olía a hierro, humo y sangre. Los cuerpos de lobos y soldados yacían mezclados en las murallas, mientras las antorchas iluminaban un paisaje de ruinas parciales. Sin embargo, la ciudad había resistido.

El amanecer apenas clareaba...

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