Capítulo 51: la reina y sus lobos

El amanecer pinta la ciudad de un gris enfermizo. Desde el balcón de la mansión, observo el humo que aún se levanta en los barrios del sur. Los periódicos mienten otra vez: hablan de disturbios aislados, de pandillas sin nombre. Pero yo sé la verdad. Esos hombres son los últimos restos de los Mor...

Inicia sesión y continúa leyendo