Capítulo 52: el tablero invisible

El rugido de mi jauría resonó en la mansión hasta el amanecer. Todos celebraban la caída de Vittorio, todos gritaban mi nombre, pero yo no podía engañarme. Un nuevo lobo ya reclamaba su lugar en el sur, y mientras él respirara, mi corona seguiría tambaleando.

La diferencia es que yo no peleo solo...

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