Capítulo 59: la red de la reina

La sangre de Matteo aún estaba fresca en mis botas cuando regresamos al norte. El sur me había visto triunfar, había visto al cachorro arrastrado como un perro herido. Pero yo sabía algo: un lobo no muere con una sola herida. Si quiero su corona, debo arrancar uno a uno los colmillos que lo sosti...

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