Capítulo 84: la derrota en silencio

El amanecer me encontró con las manos manchadas de barro, los caballos agotados y los cuerpos de mis hombres mutilados.

No hubo gritos, no hubo disparos que delataran el fracaso. Solo silencio. Silencio y la certeza de que había perdido mucho más que una batalla: había perdido a Lucía una vez más...

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