Capitulo 98: dos coronas, un trono

La mañana del decreto amaneció distinta. No había campanas de guerra ni rumores de conspiración; había expectativa. La ciudad entera esperaba saber qué significaba, en la práctica, aquello de “gobernar juntas”. Para unos era una alianza sagrada; para otros, una condena disfrazada de esperanza.

Me...

Inicia sesión y continúa leyendo