Capítulo 40: Ella es mía

—Entonces no lo hagas.

¡Mierda! Ya no podía contenerme más. Sus ojos estaban más oscuros y dilatados, mostrándome que ella lo deseaba tanto como yo. La aparto de la pared, aún sosteniendo sus piernas que están envueltas alrededor de mis caderas. Sus pechos están presionados contra mi pecho, sintien...

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