Capítulo 30

Hayes y Zara estaban parados bajo la pancarta, rodeados por una multitud de estudiantes curiosos.

En cuanto vieron a Victoria, caminaron rápidamente hacia ella.

—¡Victoria! —la voz de Zara temblaba, con lágrimas en los ojos—. ¡Por favor, perdona a Nora! Es joven y no sabía lo que hacía. ¡Estamos d...

Inicia sesión y continúa leyendo