Capítulo 3 capitulo 3

—Estas atravesando un mal momento hija, puedes venir a vivir conmigo. Siempre he mantenido las puertas de mi casa abiertas para ti. Por favor Dana, ven a casa conmigo.

< ¿Casa? pero si esa no es mi casa>

—La verdad es que no quiero molestar.

—No molestas, hija, estoy muy preocupada por ti. Llevo años intranquila por ti, como quisiera que las cosas fueses de otra manera entre nosotras.

La joven oprime los labios ante las palabras de su madre. Sin embargo, necesitaba de su ayuda, ya había llamado a la mitad de sus familiares y ninguno le ofreció ningún tipo de auxilio. La única que le quedaba era su madre.

—No tengo dinero para hacer un viaje tan largo, Atlanta está muy lejos.

—Tu solo envíame la dirección de donde estas, yo comprare tu boleto y enviare dinero para que puedas venir sin problemas.

El dinero no era problema para su madre, ya que su esposo era un empresario muy importante en la industria de la tecnología.

—Solo será momentáneo, hasta que pueda sustentarme por mí misma —su madre guarda silencio.

—Como tú lo prefieras, Dana.

—¿Tienes para apuntar?

Al cabo de varios minutos, Kristine cuelga la llamada pensando en las penurias que su hija ha pasado. La mujer suelta el aliento sintiendo que su corazón estaba muy triste.

—¿Qué es lo que pasa cariño? —su esposo posiciona ambas manos sobre sus hombros.

—Es Dana, está en un mal momento. Su padre murió en un accidente y ahora ella está en la calle.

—¿De verdad? —Oliver frunce el ceño —. ¿Le has ofrecido venir a casa?

—Sí, lo he hecho una vez más…

Su esposo la abraza con dulzura, Oliver era un buen marido, desde que se casaron él la ha apoyado mucho. La amaba y ella a él, entre los dos no existían secretos y la confianza era lo primero entre ambos.

Siempre le decía que invitara a Dana a casa, deseaba que ella estudiara en una buena universidad y se superara, pero su hija nunca acepto nada de ninguno de los dos. Kristine sufría mucho por no poder estar con su hija.

—La extraño tanto, pero siento que solo viene para quedarse muy poco.

—Intentaremos de que sea permanente, le ofreceremos estudiar en una buena universidad, hasta le puedo ofrecer empleo si quiere trabajar. Haremos lo que esté a nuestro alcance para que este cómoda y decida quedarse.

—Dana es tan terca.

—Se parece mucho a ti, de eso no tengo dudas —Kristine sonríe con burla.

—Dana me odia, Oliver. Sé que sigue enojada conmigo.

—Estoy seguro que a medida que vayan conviviendo aquí en casa las cosas van a mejorar, no te preocupes, te ayudare a que la relación entre las dos mejore.

—Muchas gracias, mi amor.

Ambos se abrazan con fuerza, Oliver era su pilar. Siempre la ayuda a no derrumbarse en los peores momentos de su vida.

—Enviaremos dinero a donde sea que este, y compraremos su boleto. Enviare un coche para que la recoja al aeropuerto.

—Gracias cariño.

—Ahora dime, ¿Qué era eso que tenías que decirme?

Kristine recuerda las andanzas de Lukas y se centra de nuevo en ese asunto. La mujer decide contarle todo a su esposo para que estuviera al tanto de la situación con su hijo. Lukas era un buen muchacho, pero muy despreocupado.

Y encima de eso sinvergüenza…

[…]

Esa noche después del trabajo Lukas se encontraba en un bar con sus amigos tomando algunas copas, se divertían y conversaban sin parar.

Mientras se toma un trago, siente que su móvil vibra. Eso lo lleva a fruncir el ceño, al revisar la pantalla percibe que era su padre. Pero guarda el móvil y decide encender un cigarrillo, luego de eso observa a lo lejos a una camarera que llama su atención.

—Esa chica lleva mucho rato observándote Lukas…

—No me había fijado en ella hasta ahora —responde exhalando el humo —. Verdaderamente está muy buena.

—Seguro que quiere follar contigo.

—Es probable —dice inhalando del cigarrillo.

Ve como la rubia se aproxima a la mesa con algunas cervezas en su charola, empieza a dejar una a una en la mesa mientras que el rubio la mira con morbo… cuando le toco a la joven dejar la bebida de su lado, él sujeto su mano y la miró.

—¿Cómo te llamas?

—Grey…

—Quiero decirte algo importante, Grey… ¿en qué momento te quedas libre?

—En 5 minutos…

—Bien… —el CEO sonríe con malicia.

Pasados esos minutos, Lukas aparece en la parte de atrás del bar divisando a la rubia sentada en una silla mientras revisa su móvil.

—¿Tienes novio, Grey? —le dice caminando hacia ella mientras enciende un cigarrillo.

—No.

—Revisas tu móvil por la madrugada, me hace pensar que si —suelta el humo.

—¿Qué es lo que quiere?

—A ti…

La sinceridad de ese hombre la petrifico.

—Debo regresar en 20 minutos al trabajo —responde con nerviosismo.

—Podemos intentarlo…

Lukas lanza el cigarro para tomarla por la cintura en un solo movimiento, suelta el humo contra la boca de ella y sonríe, el CEO se sienta en aquella silla para luego bajar los pantalones de la rubia rápidamente, termina por sentarla a horcajadas en su regazo al mismo tiempo que aprieta sus nalgas.

—Seamos breves y saltémonos algunos pasos.

La rubia respira con rapidez, sin embargo, empieza a soltar el botón de su pantalón y baja la cremallera, saca su polla y antes de que pudiera introducir su pene en su coño Lukas saca un condón de su bolsillo…

La joven se lo coloca muy rápido y ella misma decide deslizar su polla dentro de su coño. Al hacerlo ella jadea y aprieta sus muslos contra los suyos.

—¡Ahhhhh!

Toma la mano de Lukas posicionándola sobre una de sus tetas.

—Aprieta fuerte.

Él obedece sintiendo como las paredes vaginales de esa chica se contraen, al parecer estaba bastante urgida por tener sexo. El rubio la sujeta de las caderas mientras que ella menea ese culo de un lado para otro.

El rubio se mantiene callado mientras que ella folla con él. Observa su rostro y se deleita de ella, luego siente como esa mujer acelera los movimientos lo que le indica que estaba por correrse. Lukas muerde sus labios cuando estaba por eyacular.

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