Capítulo treinta y tres

Llegué al vestíbulo y encontré a Cooper luchando con dos cajas en sus manos. Agarré la de arriba y caminé con él hacia el estacionamiento. No me gustaba mucho la temporada baja porque prefería estar en el hielo.

—Oye, pasas por Harlem de camino a casa, ¿verdad? —me preguntó Cooper.

—Vivo a tres cu...

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