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Le di una mirada insegura y ella suspiró.

—Es mi último deseo. Sé su madre. Mira, lo tengo todo por escrito sobre lo que quiero... si Vincenzo lo permite —Bianca me pasó un sobre blanco sencillo—. No lo abras hasta que esté muerta.

Suspiré, negando con la cabeza.

—No puedo creer que te estés muri...

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