8

Sabía que era cuestión de tiempo antes de que me avergonzara frente a mil elegantes rusos. Apenas había pasado una semana aquí, y ahora estaba a punto de asistir a una fiesta organizada por un narcotraficante de cincuenta años que acababa de casarse. Ni siquiera veía una razón para que me llevaran c...

Inicia sesión y continúa leyendo