Capítulo 25

—¿Te quedarás hasta que me duerma? —preguntó ella, con una voz pequeña y rasposa.

—Claro que sí —le aseguré, apartando su cabello de la frente.

Los ojos de Aurora, vidriosos por la fiebre, me miraron con vulnerabilidad—. Desearía tener una mamá cuando me enfermo.

—Tu papá te está cuidando muy bie...