Capítulo 30: El nombre de otro hombre en sus labios

—¡Pensé que nunca volvería a verte, Vanya! —susurró Ares.

—Te cuidaré —Vanya besó su cuello y, con una sonrisa pícara, enganchó sus dedos en la cintura de sus pantalones y lo llevó hacia la cama.

Ella le quitó la camisa por la cabeza, la lanzó y deslizó sus calzoncillos hasta los muslos; su erecci...