Capítulo XXXV: Felicitaciones

Mientras Isabella se recostaba en el regazo del rey, su mirada vagaba perezosamente por los cortesanos bulliciosos, con el cálido resplandor del vino recorriendo sus venas. El rey le ofreció el vino de su copa, que era bastante fuerte pero también muy bueno; la hacía sentir ligera y despreocupada, c...