Capítulo 150

Lo primero que sentí fue el frío. No el frío de mi alma, sino el frío helado de las sábanas del hospital. Un zumbido persistente resonaba en mis oídos, y mis ojos se sentían pesados, como si cada párpado pesara toneladas. Todo dolía. Mi mente, especialmente.

Abrí los ojos lentamente, la luz blanca ...

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