Capitulo 4
—La comida estuvo deliciosa, Míriam, lamentablemente tengo que irme, tengo que arreglar unas cosas en la oficina y luego debo de reportarme con mi madre. —Dijo Tobías, después que tomaron el té, inmediatamente sintió su corazón encogerse al ver el rostro triste de Sarahí.
—Oh, querido, debes regresar pronto —dijo Míriam y Sarahí asintió enfáticamente, apretando las manos de Tobías con gentileza. Él la miró con ternura y sonrió, besando el dorso de su mano.
—Te prometo que vendré a visitarte mañana, mi amor. Estaré contando las horas para volverte a ver —se inclinó hacia adelante y dejó un suave beso sobre los labios de Sarah.
—Te estaré esperando, Tobi —respondió Sarah con suavidad, observándolo marcharse con tristeza. Deseaba tanto que pudieran ser una pareja normal.
—¡Si, te traeré una sorpresa! —Le dedica una sonrisa radiante.
—Mi mejor regalo es tu compañía, Tobi. Él solo hecho de que estés conmigo me hace feliz. —Se puso de pie y tomó la mano de su novio, acompañándolo hasta la puerta. —Gracias por venir hoy —se inclinó sobre la punta de sus pies y besó reiteradamente los labios de Tobías.
—No tienes que agradecerme por estar a tu lado, sabes que no puedo estar sin ti, Sarah. —Corresponde a cada uno de sus besos. —Hasta mañana mi amor...
—Hasta mañana... —Cerró la puerta tras ella cuando él despareció de su campo visual.
•••
Sofía, se sentía intranquila, no sabía cómo darle la noticia a su hija y hacerla entender que su elección era la correcta. Rayen, se encontraba sentada en la sala junto a la mesa de centro, donde tenía algunos cuadernos y libros regados. Estaba preparándose para rendir la prueba de admisión de la universidad, necesitaba obtener el más alto puntaje, esa era la única manera de conseguir una beca todo pago para una universidad tan prestigiosa como a la cual deseaba asistir.
—Cariño, necesitamos hablar —Sofía se sentó frente a la jovencita.
—¿Pasa algo, mamá? —Rayen dejó a un lado sus libros y cuadernos para centrar su total atención en su madre. La chica apartó su flequillo rubio de sus ojos y esbozó una pequeña sonrisa.
—Visité a Angeline, ¿la recuerdas? —Mordió su labio inferior notablemente tensa. —Acepté su propuesta, de ahora en adelante estarás comprometida con Tobías Stornent.
—¡¿Qué?! —El grito de la joven retumbó en la sala de estar, logrando sobresatar a su madre. —No, mamá, no haré tal cosa.
—Hija, Tobías Stornent es un excelente partido. Es hijo único, endemoniadamente rico y exitoso, con él no te faltará absolutamente nada. —Explicó rápidamente. —Ser su esposa te abrirá puertas.
—¿Casarme con un extraño? —Cuestionó Rayen, su rostro incrédulo y furioso. —¡¿Cómo pudiste acceder a tal cosa, madre?! ¡No puedes hacerme esto! ¡Tengo sueños y metas, no quiero limitar toda mi maldita vida a solo ser la esposa de alguien! —Sus ojos azules se llenaron de lágrimas.
—Es por tu bien, querida -respondió Sofía con una falsa fachada de tranquilidad. Necesitaba convencer a Rayen.
—¿Mi bien? Apenas he salido del colegio mamá, estoy esforzándome por ingresar a la universidad sin tener que darte gastos adicionales, estoy empezando a construir mi futuro y el tuyo. ¿Por qué malograría mi vida contrayendo matrimonio a esta edad? —Las lágrimas comenzaron a rodar por sus pálidas mejillas.
—Tobías Stornent es un perfecto candidato, es rico, joven y guapo, te tratará como mereces y jamás te faltará nada. Con el apoyo de tu esposo podrás cumplir todos y cada uno de tus sueños. —Sofía tomó las manos de su hija entre las suyas y fijó su mirada en la de ella.
—¡Aquí no me falta nada, madre! No necesito un esposo rico. ¡Puedo resolver mi futuro por mí misma! —Exclamó desesperada.
—Si lo necesitas, Rayen —respondió la mujer con seriedad, mirándola fijamente, intentando convencerla desesperadamente. —Debo de admitir que no he sido honesta contigo, he intentado mantenerte lo más al margen que he podido pero ya no se puede ocultar más. ¡Estamos arruinadas, Rayen! ¡Lo hemos perdido todo, absolutamente todo! —Sofía rompió en llanto ante la angustia de saberse en la ruina.
—¿Ocultar qué? —Preguntó la rubia mientras se cruzándose de brazos. Al oír las palabras de su madre sintió un nudo en la boca de su estómago. —Mamá, ¿Cómo pasó?
-Estamos arruinadas, Rayen. Lo perdí todo... —Rayen parpadeó confundida ante tal confesión.
—¿Arruinadas? Pero padre nos dejó en una excelente posición. Es que no logro entender cómo demonios perdiste todo en menos de un año, mamá. —Seca sus lágrimas con rabia.
—Lo hizo —asintió Sofía, entrelazando sus dedos —pero... Después de que murió, yo tenía que encargarme de todo y... No estaba preparada para hacerlo. Nunca antes había manejado una empresa y un inversionista misterioso nos arruinó. —Admitió, encogiéndose ligeramente de hombros y desviando sus ojos llorosos. —Yo fui criada como una señorita de casa, la esposa perfecta, no tenía nada que ver con los negocios y estaba feliz así, viviendo de esa manera, pero cuando tu padre murió, tuve que tomar su puesto e hice lo mejor que pude hija. Te juro que lo intenté e intenté sin descanso sacarnos adelante, ser una buena administradora, pero los negocios fueron cayendo, la gente nos fue abandonando y gente malvada se aprovechó de mi estado vulnerable para robarme... —Sofía se limpió las lágrimas con su pañuelo y volvió a mirar a su hija. —Jamás dejaré que caigas en la miseria, Rayen, cuando Angeline vino a hacerme la proposición de convertirte en la esposa de su hijo, tuve que pensarlo, tuve que pensar si realmente quería eso para ti, si estaba dispuesta a entregarte a ese chico. Investigué todo sobre Tobías Stornent, tenía que asegurarme de que era una buena elección y definitivamente lo es. Rayen, será maravilloso.
—Madre... No puedo casarme con alguien que no amo. Ni siquiera conozco a ese tipo, ni él me conoce a mi. —Se puso de pié y rodeó la mesa para abrazar a su madre por la espalda. —Mamá, podemos buscar otras alternativas, quizás no recuperemos lo que teníamos, pero podemos empezar de nuevo. No quiero estar con un hombre al cual no amo.
—Pero puedes llegar a amarlo, Rayen, solo... Solo necesitas tiempo, conocerlo más —dijo la mujer con desesperación, Rayen negó con la cabeza y suspiró con fastidio. —Rayen, hija, por favor... Al menos hazlo por mi, yo moriría si te viera caer por mis errores, por no ser lo suficientemente buena madre para ti... —Rayen se ablandó antes sus lágrimas y tomó sus manos temblorosas. —Hija, estoy enferma, necesito hacerme unos tratamientos y son demasiado costosos...
—Jamás pensaría eso de ti, madre, pero hay otras maneras de salir adelante. —Se tensó notablemente al oír la confesión de su madre. —¿Qué tienes, de que estás enferma?
—Rayen —dijo ella con firmeza, mirándola directamente a los ojos. —No hay otras maneras, no nos queda nada, pronto vendrán los del banco y nos quitarán la casa, no tendremos nada, Rayen, la deuda es muy grande y S&S Corp. se ha ido a la quiebra. Además necesito pagar el tratamiento y la biopsia, el doctor tiene sospechas de que estoy padeciendo de leucemia.
—Mamá, quizás yo pudiese hacer algo, no lo sé...
—¿Cómo? ¿Sin estudios? ¿Sin conocimientos? La gente te comerá viva, Rayen -replicó ella, alejándose y dejándose caer en el sillón, lágrimas recorriendo sus pálidas mejillas. —No dejaré que nadie se dé el gusto de burlarse de mi hij@ ni hacerla sentir inferior, te casarás con Tobías Stornent y jamás verás miseria. Al menos podré morir tranquila...
—¿Incluso si no soy feliz, mamá? —Los ojos de Sofía brillaron con tristeza.
—Verás que la felicidad está atada al dinero más de lo que parece —respondió con honestidad.
—Lo haré mamá, solo lo haré para poder costear tu tratamiento, una vez estés estable pediré el divorcio. —Se aferró a los brazos de su madre y lloró amargamente.
Hace pocos meses perdió a su padre, el cáncer de pulmón se lo arrebató y ahora no estaba dispuesta a perder a su madre. Lucharía por ella, costearía sus tratamientos y la apoyaría hasta su último aliento, aún si eso significara sacrificar su propia felicidad.
































