CAPÍTULO 130: LA HIJA QUE NUNCA CONOCIÓ

Valeria

El recuerdo del parto todavía me arde en la piel. No sé si fue la adrenalina, el miedo o el dolor, pero todo sucedió tan rápido que apenas puedo distinguir los momentos. Recuerdo el grito ahogado, la presión que me cortaba el aire, la voz de Killian pegada a mi oído diciéndome que respirar...

Inicia sesión y continúa leyendo