Nada es lo que parece...

Dulcinea esperó unos minutos a que la figura de Fernando se perdiera por la puerta giratoria que daba hacia el pasillo de los ascensores, con destino al área de hospitalización.

Fue entonces, cuando la sonrisa se le desvaneció y fue reemplazada por una máscara de fría profesionalidad y una cálida m...

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