Después de la tormenta...

Emilia asintió lentamente.

No había ira en su rostro, solo una resignación compleja y que sabía que esa noche, no la dejaría dormir. La Matriarca Santaella de Valderrey, sabía que había subestimado la profundidad de su dolor y la agudeza de su mente.

―Siempre has sido un Valderrey, Fernando, pero…...

Inicia sesión y continúa leyendo