doscientos cincuenta y cuatro

El trayecto hasta la cabaña fue largo pero impresionante. Colinas onduladas se extendían hasta donde alcanzaba la vista, pintadas de oro por el sol poniente. Manadas de antílopes pastaban perezosamente a lo lejos, y una o dos veces, vislumbré jirafas moviéndose con esa elegancia y lentitud que me ha...

Inicia sesión y continúa leyendo