doscientos cincuenta y siete

La luz del sol era intensa esa tarde, el tipo de luz dorada que hacía que cada color de la sabana se viera más nítido, más profundo. El jeep traqueteaba por el camino de tierra, su techo abierto permitía que el viento me azotara la cara. El aire olía a polvo, hierba y algo salvaje que no existía en ...

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