Capítulo cuarenta y ocho

Capítulo Cuarenta y Ocho

Mi teléfono no deja de sonar y es jodidamente molesto, así que antes de beber el último trago de mi c2gin directamente de la botella, contesté la llamada sin mirar la pantalla.

—Justin, ¿dónde estás? Tu mamá y tu papá te han estado buscando por un rato. ¿Lo has olvidado? M...

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